IGLESIA LUTERANA JESÚS EL BUEN PASTOR - FUNDAMENTOS DE LA FE



LA IGLESIA LUTERANA ENSEÑANZAS FUNDAMENTALES 

1. Dios inspiró, con Su Palabra, la Biblia; es Su mensaje revelada a los seres humanos de todas las naciones y todos los tiempos. Esta Palabra es verdadera porque es de Dios. (Juan 17:17; II Timoteo 3:16; y II Pedro 1:21)
 
2. Hay un solo Dios; tres personas en la misma esencia divina, Padre, Hijo y Espíritu Santo; un solo Dios trino todopoderoso. Dios no tiene principio ni fin; El es eterno. (Deuteronomio 6:4; Salmo 90:1-2; Mateo 3:16-17 y 28:19; y II Corintios 13:14)

3. Dios es nuestro Creador y por lo tanto nuestro Padre Celestial. El ser humano fue creado puro y santo, pero cayó por su propia voluntad de este perfecto estado, trayendo de esta manera pecado y muerte a todo género humano. Por eso, todos nos hemos apartado de Dios; todos somos por naturaleza, pecadores; todos merecemos el justo y eterno castigo de Dios. (Génesis 1:27 y 3:1-24; Ezequiel 18:20; y Romanos 1:18, 2:5-9, 3:23, 5:12 y 6:23)
 
4. El pecado es toda transgresión de la santa voluntad de Dios. El pecado se manifiesta en pensamientos, palabras y obras, por lo que se hace y por lo que se deja de hacer. Nadie puede justificarse, excusarse, purificarse ni reconciliarse ante Dios por su propia razón, sus propias fuerzas ni por sus buenas intenciones; nadie puede salvarse, nadie puede superar el pecado haciendo cosas buenas. La paga del pecado es la muerte. Todos somos pecadores. (Génesis 2:17; Ezequiel 33:11; Romanos 3:20-23 y 6:23; Efesios 2:10; I Tesalonicenses 4:3; I Timoteo 2:4; Santiago 4:17; II Pedro 3:9; y I Juan 3:4)
 
5. La salvación del mundo entero fue efectuada por el eterno amor de Dios, quien por Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, nos rescató del pecado y la muerte y nos reconcilió consigo mismo. Conocemos este gran amor porque Cristo murió en la cruz del Calvario y resucitó de entre los muertos por nosotros. Jesucristo perdona nuestro pecado y nos reconcilia con Dios. Solo de esta manera podemos ser salvos; solamente en Jesucristo somos salvos. (Juan 1:29; Romanos 4:25; II Corintios 5:19; I Pedro 1:18-19; y I Juan 2:2)
 
6. Por la gracia (el favor inmerecido) de Dios, hemos sido justificados, es decir, por la obra redentora de Cristo, hechos santos delante de El. Obtenemos el perdón y llegamos a ser justos delante de Dios por la pura gracia y por la pura bondad de Dios, y mediante la fe en Cristo, quien murió en la cruz para perdonar nuestro pecado, Dios nos perdona, nos declara justos y nos da la vida eterna. La misma fe que acepta los méritos de Cristo es dada por el Espíritu Santo. Por lo tanto, hay una sola forma de justicia ante Dios, la cual recibe el pecador por fe en Jesucristo, y es un regalo de Dios. Así, toda la gloria le pertenece únicamente a Dios. (Juan 11:25-26; Romanos 3:22-28, 4:5 y 5:1; y Efesios 2:8-9)
 
7. El Espíritu Santo obra a través de la Palabra de Dios a fin de crear la fe en Cristo, la fe verdadera. La fe en Cristo es creada en nosotros mediante el Evangelio, bien sea por el Bautismo, la proclamación predicada de la Palabra y la Santa Cena. Cuando el Evangelio es comunicado, podemos confiar plenamente que Jesucristo murió por nuestros pecados y que El ha hecho todo para que estemos sin culpa delante de Dios, perdonados y santos. De esta manera, recibimos la plena y absoluta seguridad que Cristo nos ha convertido y somos verdaderamente hijos e hijas de Dios. (Marcos 16:15-16; Juan 20:31; Hechos 20:24; Romanos 1:16, 3:20, 10:15; y II Corintios 5:19)
 
8. Los medios de gracia a través del cual Dios obra en nosotros son: Su Santa Palabra (la Biblia), el Santo Bautismo (otorgándonos el perdón de nuestro pecado), y la Santa Cena (dándonos en el pan y vino, el verdadero cuerpo y la verdadera sangre de Cristo para nuestra salvación). Por estos medios, Dios de hecho nos comunica la fe salvadora, da y aplica la salvación efectuada por Cristo a todos los que creen. El Espíritu Santo, por estos medios de gracia, obra en el corazón humano el arrepentimiento y una renovación espiritual; el Espíritu Santo obra a través de estos medios a fin de que el creyente permanezca fiel a Cristo hasta la muerte. El arrepentimiento es reconocer y rechazar el pecado, y confiar en Cristo como el único y verdadero Salvador. Dicho arrepentimiento ocurre diariamente en la vida del creyente. Sin embargo, si un creyente se aleja de los medios de gracia, en efecto se aleja de Dios, y pone en peligro y puede perder su fe y su salvación. (Mateo 28:18-20; Lucas 22:19-21; Juan 3:5, 5:39-40 y 8:31-32; Hechos 22:16; Romanos 10:17; I Corintios 10:16; Gálatas 3:27; y Efesios 5:26)
 
9. El creyente en Jesucristo no está bajo la ley, sino bajo la gracia de Dios. La ley revela el pecado, mientras el Evangelio nos declara libres de culpa por los méritos de Cristo. La Biblia nos enseña a vivir en esta fe de modo santo y justo, siempre confiando en Cristo y viviendo agradecido a El por la salvación que El nos da con Su vida, muerte y resurrección. (Romanos 3:19-24; Gálatas 2:17-21; y Tito 3:3-7)
 
10. La santificación es obra del Espíritu Santo por medio de la Palabra de Dios y los sacramentos, para mostrarnos lo que es la voluntad de Dios para santificarnos. El Espíritu Santo glorifica a Cristo, mantiene al creyente en Cristo, en comunión con Dios y produce frutos en su vida para vivir en Cristo de modo santo y justo. (Juan 15:16 y 17:17; I Corintios 6:11, 12:3; Efesios 2:10; I Tesalonicenses 4:3; I Timoteo 2:4 y II Pedro 3:9) 

11. En el final del mundo (y nadie sabe cuándo será), todos los muertos serán resucitados, y aquellos que aún viven, serán transformados corporalmente, después de lo cual el juicio final tendrá lugar. Cristo serán nuestro juez. Entonces los creyentes en Cristo entrarán a la vida eterna y los incrédulos serán destinados a la eterna condenación. (Mateo 24:3-44 y 25:31-46; I Corintios 15:12-28 y 12:42-58)
 
12. La iglesia de Cristo es la suma de todos los que creen en nuestro Dios Trino y confían en Jesucristo. Esta asamblea de creyentes existe donde se predica genuinamente el Evangelio y se administran los Santos Sacramentos de acuerdo con la Palabra de Dios. La verdadera Iglesia visible es la Iglesia que se adhiere en cada punto a la verdad de la Palabra de Dios y administra los sacramentos de acuerdo con la institución de Cristo. Cada congregación de creyentes debe ocuparse de guiar (pastorear) a cada creyente a fin de que su fe sea viva porque tiene una relación personal con el Salvador Jesucristo por medio de la Palabra y los Sacramentos. (II Corintios 6:16; Gálatas 3:26 y 6:10; Efesios 1:23 y 5:25-27; I Pedro 2:9-10) Esto es ciertamente verdadero.

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